jueves, 7 de marzo de 2013

Agrio amanecer


Es jueves por la mañana. Una  sangrienta luz inquieta al amanecer. Desde el reflejo que señala una ventana se  contempla la resurrección de esta negra ciudad. Las calles son cifras vacías. El frío herida que dilata con remordimiento. La culpa un rostro inútil. La plaza un cementerio de recuerdos.

Mis ojos cual pescadores  atrapan a la bandera  mientras se quiebra en la nada. Realizo el resumen de mi vida cuando pierdo aliento en cualquier parte. Recuerdo que: me echaron del trabajo y que Marta al suelo escupió nuestro idilio para irse con otro cerote. Adentro mi mano en las bolsas del pantalón y no encuentro nada. Avidoso registro nuevamente y toco mi billetera, la abro y  lo único que veo es el número de la puta del prostíbulo donde me emborrache la noche anterior. Perdí mi celular. Un opaco sonido muerde mis pensamientos. Las campanas de la catedral suenan. Y no sé a dónde ir...

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