En el encierro no existen respuestas.
Solo surgen pretextos para olvidarse así mismo. Re – inventarse en el exterior
es guerra sin victoria. Fabricar asombro
se convierte en herida. Cuando estorba el presente la ficción es la única
verdad. Siempre habrán daños colaterales: como respuesta a la causa y al
efecto. Cuestionar la existencia misma es absurdo. Nace la
duda en la razón para retar a la muerte. Para arrinconar la existencia
universal. Para escupir sobre la verdad, sin embargo, la respuesta es retórica
putrefacta. Se diluye en el limbo la esperanza de la certeza, de aquella
verídica respuesta. Ya no existe el ruido solo queda la desesperación…
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